El pasado sábado a propuesta de la Plataforma Salvemos la Montaña de Cáceres, se dieron cita en la ciudad unas 3000 personas para formar una cadena humana que uniera la Ciudad Monumental con el Santuario de la Montaña.
De forma simbólica, pero no por ello menos práctica, se bajó un plantón de olivo desde la montaña y fue plantado en la puerta del Ayuntamiento de la ciudad, para que no se nos olvide que Cáceres depende de su sierra.
La mina de litio que amenaza la montaña de Cáceres es uno más de los proyectos mineros que amenazan a nuestra región. Quizás este es el más emblemático por que afecta a una de las ciudades más grandes de Extremadura, pero las consecuencias de la minería a cielo abierto no pueden medirse por el número de personas afectadas, sino por el número de vidas afectadas. Y en Extremadura la vida natural es rica y abundante, somos una región privilegiada precisamente por lo mismo que nos hace pobres, el olvido en que nos han tenido las administraciones públicas desde hace siglos. Pero no debemos consentir que la pobreza económica de nuestra región sirva de excusa para destrozar nuestro patrimonio natural.
Durante siglos nos han olvidado para la industria y el progreso, y no nos engañemos, ahora las políticas siguen siendo las mismas. Solo quieren llevarse de nuestra tierra los recursos primarios, y mantenernos sometidas a una situación de vulnerabilidad económica que no nos permita empoderarnos.
Por eso, lo que están haciendo las personas de Cáceres, saliendo a la calle una y otra vez, para reclamar que se respete su patrimonio natural, y que no sea devastado por unos inversionistas que ni son de aquí, ni van a dejarnos nada más que lo de siempre «pan para hoy (poco) y hambre para mañana» porque no olvidemos que van a destrozar los empleos que existen en la montaña y que son sostenibles desde mucho, mucho tiempo.
