Nacer niña indígena


Llega el 5 de septiembre un año más, pero este año en medio de una crisis mundial debida a la pandemia del  COVID-19, un hecho que profundiza las desigualdades que estructuran nuestra sociedad, y que dejan fuera de los espacios de poder donde se toman las decisiones a muchos grupos sociales, sobre todo a las mujeres y niñas indígenas.

Pero no queremos caer en la victimización, no se trata de dar pena sino de reclamar justicia. Las mujeres indígenas demuestran cada día su capacidad de trabajo tanto a nivel intelectual como físico, su capacidad de liderazgo y de resiliencia es una lección para la sociedad planetaria, un signo de resistencia y de capacidad creativa para afrontar el presente y el futuro.

Dicho esto, no debemos olvidar que nacer niña indígena conlleva en la mayoría de los casos una sentencia de vida en la pobreza, en la exclusión social  y un alto porcentaje de discriminación racial.

La vulnerabilidad a la que se enfrentan las poblaciones indígenas es múltiple y va desde el desalojo de sus comunidades, las barreras de movilidad, un difícil acceso a las instituciones judiciales, pero en el caso de las mujeres y niñas indígenas se agrava porque ellas tienen más dificultades para acceder a la titularidad de la tierra que trabajan, y a ser escuchadas como voces autorizadas en la toma de decisiones en su comunidad, y en su propio núcleo familiar.

Además, las mujeres y niñas indígenas tienen escaso acceso a la atención médica, por lo que las tasas de mortalidad derivadas de cuestiones ligadas a su sexo biológico son altisimas, tanto es así que una mujer indígena tiene el doble de posibilidades de morir en el parto, que una mujer no indígena. 

Por ello, desde EQUO Extremadura hacemos un llamamiento a los gobiernos de todo el mundo, para solicitar que a la hora de  diseñar planes de recuperación frente a la pandemia, no perdamos de vista las realidades más vulnerables. Las mujeres y las niñas indígenas debido a sus antecedentes históricos en los que las políticas coloniales y neocoloniales las han mantenido silenciadas, son un grupo de riesgo en el presente, y lo serán mucho más en el futuro si estas políticas no cambian. El respeto a la diversidad cultural, la dotación de fondos para campañas de comunicación en sus propias lenguas maternas, la dotación de equipos preventivos y la provisión de dispositivos móviles con acceso a datos, para permitir el acceso a la información de manera permanente es de vital importancia.

Recogemos el llamado de ONU Mujeres, que nos advierte: 

«Las medidas obligatorias de prevención del COVID-19 también han creado un entorno que puede empeorar la situación de las mujeres indígenas en relaciones abusivas. Las órdenes de quedarse en casa han revelado una pandemia en la sombra de violencia doméstica, con mujeres indígenas significativamente más propensas a verse afectadas que las mujeres no indígenas. La movilidad restringida ha limitado la capacidad de las mujeres indígenas para denunciar la violencia y acceder a servicios legales.

Desde EQUO Extremadura, queremos también hacer un homenaje a las mujeres y niñas indígenas que son agentes del cambio indispensables ante los desafíos que enfrentamos a nivel planetario, ellas nos enseñan el camino de la resistencia, de la perseverancia y de la recuperación como forma de afrontar el futuro.

A quienes abrazamos la ecología, las mujeres indígenas nos enseñan no solo a respetar la naturaleza si no a defenderla.